Los abrazos activan la química cerebral del bienestar, la calma y la alegría, a corto y largo plazo
Si proporconas a tu hijo muchas experiencias tempranas de sosiego afectuoso, conocerá el repetido predominio de los opioides y la oxitocina en su cerebro. Se sentirá seguro, tranquilo y amado. Será más capaz de:
-Saborear las experiencias
-Disfrutar el momento
-Seguir adelante sin aferrarse a las situaciones
Si experimenta esos estados neuroquímicos regularmente, saludará al mundo con interés y regocijo, y no con miedo y recelo.
Si queremos que los niños sean capaces de sentirse tranquilos y seguros en el mundo, debemos asegurarnos de que el contacto físico reconfortante y el consuelo físico cuando hay estrés formen parte integral de su vida.