Este ejercicio es ideal para que toda la familia aprenda a respirar de manera consciente. Los más pequeños/as de las casas pueden coger su peluche o muñeco favorito para realizarlo ¡y los mayores también! Recomendamos realizarlo antes de irse a dormir y es importante que la práctica sea diaria.
Con esta dinámica de respiración, nuestra experiencia en los talleres nos demuestra que los niños/as ponen menos resistencia a la hora de irse a dormir tras la práctica continuada de este tipo de ejercicios. Cabe resaltar la importancia que tiene la presencia de la madre, del padre o de ambos a la hora de hacer el ejercicio. El contacto con la mirada, la participación conjunta en el hecho consciente de la respiración como un juego, permite que el niño/a poco a poco vaya entrando en un estado de mayor calma. Esto se produce también por la propia regulación y entrada a ese estado de calma por parte de los padres y madres en compañía de los hijos/as. El niño/a ha asociado el hecho de la respiración consciente con la presencia calmada de los padres-madres lo que permite la entrada del sueño reparador. Esta práctica se va integrando poco a poco en la memoria perceptiva del niño/a, de manera que cada vez que se va a dormir, además de poner menos resistencia, habrá asociado e integrado el momento de irse a dormir como un momento de bienestar.
En primer lugar, nos tumbamos cómodamente y colocamos el peluche sobre el abdomen. Cuando inhalamos o cogemos aire, la tripa se infla y el peluche asciende al ritmo de nuestra tripa y nuestra respiración. Cuando exhalamos o echamos el aire, la tripa se desinfla y el peluche desciende.
Se les puede indicar que cuenten hasta 4 mientras cogen aire, observando en todo momento la tripita y el peluche, y otra vez contamos hasta 4 mientras echamos el aire, mirando como el peluche vuelve a bajar (Sabater, 2017).
.png)
